viernes, 4 de julio de 2014

La estabilidad motoriza la construcción

La actividad de la construcción depende significativamente de las variaciones macroeconómicas a las que se enfrenta el país. La inestabilidad de precios como de tipo de cambio atentan contra el crecimiento del sector. En efecto, en los últimos períodos inflacionarios la actividad cayó más del 40% mientras que con estabilidad de precios el incremento de la producción en algunos casos superó el 100%.

La industria de la construcción es una actividad muy sensible, ya que crece aproximadamente el triple de lo que lo hace el producto general de actividad y baja entre 3 y 10 veces más que la economía en su conjunto. 

El nivel de actividad de la economía en general, y del sector de la construcción en particular no son ajenos a las variables macroeconómicas, pues se encuentra fuertemente vinculado a las variaciones del tipo de cambio y del nivel general de precios  – es decir – de la inflación.


La estabilidad de precios, históricamente necesaria  

El incremento significativo del nivel general de precios afecta negativamente a las decisiones de consumo y de inversión de la economía. Por un lado, se reduce el poder de compra de la sociedad, y con ello su capacidad de ahorro. Por otro lado, se dificulta la toma de decisiones a largo plazo ya que calcular los retornos reales de la inversión es cada vez más difícil.
Siguiendo los estudios del Banco Central Boliviano para Latinoamérica,  tasas de inflación superiores a 17% ocasionan una contracción en la tasa de crecimiento de la economía, pero tienen un efecto positivo cuando no superan este nivel.

Para el caso se Argentina, en 20 de los últimos 34 años las tasas de crecimiento del nivel general de precios  superaron el 17%, afectando negativamente el crecimiento de la economía en general, y del sector en particular. Por ejemplo,  la década del ´80 caracterizada por tasas de inflación que alcanzaban las tres cifras produjo retracciones de la industria de la construcción de más del 40% mientras que, en la década siguiente, con el marco del Plan de Convertibilidad,  la inflación anual promedio rondó el  5% y la actividad de la industria creció más del 80% (crecimiento levemente interrumpido por la crisis internacional de 1995).

Esta misma relación se verifica para el período post crisis 2001 – 2002, ya que luego de una caída de la actividad de la construcción superior al 50% en estos años,  creció más del 180% hasta el año 2008, con tasas de inflación estables en torno al 10%. En los últimos cinco años las tasas de crecimiento del Producto comenzaron a desacelerarse, en consonancia con incrementos en las tasas de inflación privadas que rondan el 25% en este período. 

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